HALO AUDITIVO
En un cinema oscuro decidido a entrar se encontraba el hombre, las luces de los cigarrillos lo guiaron hasta un lugar aislado de desconocidos, de atmósferas incómodas y poco agradables, el camina, mira y mira y se sienta, abriga sus manos en las solapas de la chaqueta, se topa con una cajetilla, la mira, sonríe y la destapa, en silencio le confiesa, -perdóname había olvidado tu sonrisa- sus dedos largos y finos como los tallos de un lirio se abren y cierran para acercar hasta sus labios la boquilla del cigarrillo, y absorbe y su cuerpo muere, se pudre pero él lo ignora. Fija sus ojos en la pantalla, y escucha el murmullo de la voz de una chica asientos atrás que dice en voz bajita muy bajita- si me dices que me quieres te dejaré tocarme las tetas- y se ríen, y sus risas resuenan en el eco del cinema, una linda pareja de jóvenes. Revolotean las imágenes en la pantalla, pero a él no le interesa, ahora quería unas tetas para él y estaba triste. Una cabeza gira enfrente suyo, lo mira, le pide que se calle a pesar de estar en absoluto silencio, la figura se para en el asiento y salta de el a la derecha de Milano, lo toma de la mano, y le dice que ella es un fantasma, una amiga de decadentes desolados.
Ella lo veía, él no la miraba, sentía miedo, pero la delicadeza entre sus manos le hacía sospechar por breves instantes que ella en realidad no estaba muerta, la vió, la miró, y notó que su semblante era saludable incluso a la luz blanquecina de la pantalla, sonrieron y fingieron prestar atención a la película, - hace mucho que no nos veíamos- dijo ella,
- cómo que no.... esta mañana me viste en el bus pero no quisiste mirarme
- no, ese no eras tú-
-¿Y entonces quien era?
- un empleado del sistema