jueves, 8 de julio de 2010


3 de junio 2010
(Diario)


En ese momento me di cuenta que cumplir años no me entusiasmaba ya, y que esa misma actitud se manifestaba en todos los que me rodeaban, es como si la conciencia sobre el aumento de edad, significara el despliegue emocional y el agotamiento mental de la vejez insana. Ya no sentía esa particularidad que se penetraba en el aire la madrugada de mi cumpleaños, ya nadie cantaba con entusiasmo, así fue como me entere que estaba encaminada al mundo austero de la adultez, y que ya nunca más iban a aparecer sombras de gorros en punta, ni ponqués sobre sus manos y mucho menos bendiciones en la atmósfera.


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