miércoles, 7 de julio de 2010

DIARIO

Eran las 2:30 de la madrugada cuando desperté, tenia esa sensación que deja el licor moldeado con recuerdos de la noche anterior, confusión y angustia quizás algo de miedo por la oscuridad reinante. Fue entonces cuando mi cuerpo decidió que tenía sed y que debía beber algo cuanto antes, entonces me levanté distraída, la planta de mis pies tocó el frío suelo, corrí en su auxilio y busqué los zapatos había incluso olvidado el asunto de la sed, cuando mi cuerpo se manifestó de nuevo. Para llegar a la nevera debía pasar primero por el baño, el cuarto de mi hermana, la cocina, la sala , el comedor, caminar a la izquierda y ahí encontraría mi objetivo. Continuamente retorne a mi cuarto, encendí el televisor y como es usual deje el canal de dibujos animados, lo que me entretuvo por un rato, fue entonces cuando la conversión entre yo y Yo comenzaba de nuevo, en medio de la distracción animada, ahí en plena madrugada. Decidí apagar el televisor, pretendía dormir y no pude. No podía, era como si la inmensidad controlara mi cuerpo, los recuerdos, los sueños y la imaginación, entendía que no podría volver a dormir, la angustia me besaba en la nuca, me anunciaba el cambio drástico de una parte de mi ser. Tomé el control trémulamente, encendí nuevamente el televisor, esta vez encontré refugio en una película (lolita) cuando llego al final, pensé haber engañado el rito del sueño, no fue así. Apostaría que ya eran más de las 3:30 recordé entonces mi realidad, la universidad, y una serie de sucesos que se desencadenarían apartir de ahí, era viernes y entraba a las 7:00 para ello debía levantarme 5:45 o 5:50 lo que aumentaba mi angustia, ya que la proximidad de la hora le leía en el cielo, ese mismo pedazo que se congela en mi ventana. Empezaba a mascullar el alba y entonces ahí comenzó el drama, ahí surgió la fantástica aventura onírica, mi cuerpo se encontraba agotado, pero la mente estaba deseosa de comida imaginativa, era como si la lucidez y el ensueño se besaran detrás de una cortina. Lo que vino a continuación me asusto por completo ya que por primera vez sentí que tenía control sobre lo que soñaba, sobre esa masa densa de imagenes sordas que brotan del inconsciente imaginativo. El telón ha descendido, una mujer y un perro en primer plano, el perro me ladró al oído tan fuerte y tan amenazante que desperté. Temerosa aún en mi realidad sintiendo el aliento canino de ese ser sobre mi ropa, y las cobijas, corrí detrás de la almohada buscando refugio entre sus nubes de caspa, el sueño se reintegro en mi, escaleras de concreto, un saxofonista vestido de negro, lo miré detenidamente, o por lo menos lo que creí que era mi visión, enfoque su rostro, y en su lugar encontré mamarrachos de infante, su voz chillona casi inaudible dijo -tienes el control sobre todo esto-, así fríamente, sin música clásica de fondo, sin misterio. Le di la razón a mi nuevo amigo, y lo intenté, así organizaba pensamientos que acudían a mi mente pasando por la maquina del sueño formando parte así del mismo, y todo lo que quería se encontraba ahí, interacción directa con puertas entreabiertas, metáforas de la raza humana, filamentos de realidad que en ese momento anhelaba, nada significativo, nada racional, nada sobre mi historia personal, pura fantasía con sabor a niñez.

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